Local céntrico y acogedor que tiene a la calidad como socia en todas sus tapas y bebidas. La principal apuesta del local son los precios populares, la calidad de sus tapas, y la fórmula que incluye siempre una tapa gratis por consumición que el cliente tenga. Aprovechar al máximo el pequeño espacio del número 37 de la calle Azoque esquina con el callejón de San Jerónimo, ha sido un reto conseguido. Decoración acogedora y con toque rústico y moderno, al que se le ha dado importancia y ambigüedad al propio nombre del local y la creativa imagen corporativa, en un espacio que invita a entrar y degustar alguna de sus especialidades desde el punto de la mañana hasta la noche. El local abrir de lunes a viernes a partir de las 07.30 sin interrupción hasta el cierre, y los sábados a las 11.00. La oferta cafetera de la mañana incluye por 1 euro excelente café gourmet, café solo, cortado o con leche con un churro siempre cortesía de la casa. Repostería variada. Además de la tapa de la casa que incluye cualquier bebida, en La Pata Negra apuestan siempre por productos de calidad en toda la barra: Salmuera, Boquerón en vinagre, Gilda, Pepinillos Rellenos, Tacos de Escabeche, Huevo con Gamba, Navajas, Mejillones, Jamón Batido y Surimi de Cangrejo, entre otras. En cuánto a las raciones, La Pata Negra es Ibérica, con platos surtidos de Jamón de Bellota, Lomo, Salchichón, Fuet y Cecina ibéricos, Quesos… con posibilidad de pedir medias raciones. En cuánto a las bebidas, cervezas servidas en tres tamaños: cañita, caña o cañón, a precios populares y también para celíacos. Calidad y precio en los vinos, donde encontramos el vino de la casa tinto, rosado o blanco a 1,30 euros / copa. Vinos de Aragón del Campo de Borja y Somontanos, Riojas, Riberas y Berdejos, sin olvidarnos de la Sidrina, el Vermú casero y el Cava. Combinados a precios muy competitivos. Con todo esto, La Pata Negra apuesta por la calidad de todos sus productos, esmerado servicio y teniendo muy en cuenta el precio y el bolsillo; un sitio de agradable estancia que va a tiene muy animado el desolado callejón de San Jerónimo con una terraza que invita al diálogo, y sobre todo al buen comer y beber.