Manrique dejó escapar su inquieta mente, y con su genio se le ocurrió la idea de que el restaurante El Diablo le diera vida a ese lugar. Esa obra de arte, fue el resultado de una extraordinaria combinación de la humanidad y la naturaleza, sin duda, una de las piezas más impresionantes del mundo. El horno en El Diablo usa el calor natural de la tierra para cocinar platos únicos justo debajo de nuestros pies, a diez metros de profundidad, a casi 300 grados. Calor extremo que sale a la superficie y crea momentos inolvidables para los visitantes. El paisaje natural y artístico de Las Montañas del Fuego permite a los turistas visitar la Ruta de los Volcanes en vehículos especiales para que la experiencia de ver tales maravillas de la naturaleza, en este paisaje lunar, sea única.